¡Lo hemos pasado genial!
Desde el mismo momento que llegamos al Aeropuerto de Schiphol en Amsterdam y nos instalamos en el hotel nos pusimos en marcha a recorrer la ciudad, conocer a sus gentes, ver sus típicas casas, montar en sus tranvías, recorrer el barrio judío, la Casa de Ana Frank, recorrer sus innumerables y preciosos canales, sus valiosos museos (Rijksmuseum, Museo van Gogh, Casa Rembrandt ) también el Mercado de flores, su famoso “Distrito Rojo” y los “Coffe Shops” , la ciudad de la política de la tolerancia también es conocida por sus bicicletas, medio de transporte utilizado por la inmensa mayoría de sus ciudadanos, se las ve por todos lados de la ciudad, dicen que existen cuatro bicicletas por cada uno de ellos y son cerca de 750.000 habitantes, Amsterdam es una ciudad con una amplia actividad cultural, pero también con vida callejera intensa, donde se mezclan de forma libre todas las culturas, razas y religiones con respeto, libertad y tolerancia.
Holanda en primavera es un placer para el sentido de la vista, recorrimos en tren la distancia que había entre la capital y “Enkhuizen” pueblo donde debíamos de embarcar, la visión durante el recorrido era un regalo para los ojos.
Como en un principio relataba lo hemos pasado genial, desde el mismo momento qué llegamos al puerto de “Enkhuizen” y divisamos el “Kaat Mossel” nombre del barco en el que debíamos de embarcar, “un barco de vela cuya denominación en Holandés es “Zeilklipper” construido en 1905 en los astilleros de Lemmer en la provincia de Friesland”, muy agradable fue el recibimiento del Capitán Guillermo (Willem Ekels) y Alexandra su adorable esposa, también del marinero Frans Mannaerts, agradable fue también el encuentro con los que iban a ser nuestros compañeros de viaje, diez jóvenes que procedían de distintos puntos de Alemania.
Con todos ellos emprendimos esta novedosa aventura para nosotros, un viaje a toda vela por el mar de Waddenzee ó mar de Frisia como se define en castellano.
Desde un principio estuvimos participando en todas las labores de abordo, utilizando para ello todos los aparejos (velas, cabos, cuerdas etc.) también en alguna ocasión pudimos llevar el timón, siguiendo la ruta marcada en el mapa por el Capitán, siempre buscando los vientos favorables, nos hemos encontrado con travesías de todo tipo, unos días con vientos de baja intensidad haciendo que la navegación fuera lenta y tranquila, otros días buscando vientos muy fuertes que hicieran la máxima presión a las velas para que el barco se escorase hacia un lado y la travesía fuera mucho más arriesgada, otra actividad diaria eran las maniobras de atraque y desatraque un trabajo que requería una gran destreza por parte del Capitán y en la cual nosotros también participábamos, situándonos todos en distintos puntos de la cubierta con nuestras defensas para que no sufriera el casco del barco ningún tipo de agresión.
Todo lo relatado anteriormente en un ambiente extraordinariamente agradable.
Hemos visitado y conocido pueblos dignos de admirar por su encanto tales como “Lemmer” con sus playas y sus preciosos canales, “Stovaren” con esas maravillosas puestas de sol, tambien “Den Oever” con sus bonitas casas y su molino típico holandés, “Medemblik” con su impresionante entrada al puerto y vistas al castillo, y el ya mencionado “Enkhuizen” pueblo de salida y llegada del viaje, con su “Zuiderzee Museum” que consta de un museo cubierto y otro al aire libre donde se puede conocer como era la vida marítima de antaño. Hemos contemplado también en varias ocasiones esas maravillosas obras de ingeniería hidráulica que son las esclusas, que permiten vencer desniveles concentrados en canales navegables, elevando o descendiendo los navíos que se encuentran en ellas.
En fin, el viaje ha sido una experiencia única, interesante y divertida, nunca la olvidaremos.
Lo peor del viaje fue tener que volver a casa.
Fernando Cordero Serna
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