lunes, 18 de agosto de 2008

RECUERDOS





El pasado día 13 de Agosto se estreno la nueva película de Cristopher Nolan,
El Caballero Oscuro (The Dark Knight), la nueva aventura de BATMAN, por cierto que con unas excelentes criticas.

Esta introducción me viene de perlas para contar un episodio que ocurrió en mi infancia, un episodio que jamas he olvidado, ayer un acto cotidiano que os voy a relatar a continuación hizo que me viniera de nuevo a la memoria.

Salí de casa pasada hora y media del mediodía, como una flecha corrí a comprar la prensa, hacia un calor de mil demonios, la gente en la calle brillaba por su ausencia, cosa no de extrañar dada las altas temperaturas que hacia a esas horas y en este mes de Agosto.
Buscando las pocas sombras que encontraba en el camino desde mi casa llegue a mi destino.
Estaba Javier, el propietario del kiosko, deseando que diera la hora para cerrar su negocio y salir corriendo a su casa, mientras me entregaba la prensa comentábamos lo típico de estas fechas, que calor hace, esto no hay quien lo aguante, el cambio climático es el culpable, etc etc, cuando de pronto oí a mis espaldas decir.

Oiga, tiene cromos de BATMAN?

Yo, al oír la pregunta, gire mi cabeza hacia mi izquierda, mire hacia abajo y vi a un muchacho que no debía de tener más de diez años, la criatura iba vestido con un traje igual al del famoso murciélago, yo, al ver al pobre niño enfundado en ese traje y con la temperatura que hacia en Madrid, pensé al momento en el refranero español "Sarna con gusto no pica"

Por lo rollizo que estaba la criatura intuí que era excelente cliente del Burger King ó Macdonald, sin poder apartar la mirada en esa criatura observe atonito que no podía bajar los brazos, vi que no era porque estuviera imitando a su héroe en una misión arriesgada y tuviera que salir volando, sino porque al pobrecito la sisa le tiraba tanto que le era imposible hacer el más mínimo movimiento de brazos hacia abajo, le mire a la cara y esos redondos y colorados mofletes hacian que el antifaz no le cubriera los ojos, sino que se subia irremediablemente hacia su frente, el disfraz que se habia puesto hacia ya algunos años que lo tenia en su poder.

Al contestarle Javier que no tenia cromos de su héroe, el muchacho intento salir corriendo, pero era tambien casi mision imposible, le estaban demasiado justos los pantalones, asi que dando pequeños saltos, se fue, le segui un rato con la mirada y le vi que seguia intentando imitar los gestos del hombre murciélago, sin importarle nada, aun a riesgo jugarse su integridad física.
El pobre chico iba tan orgulloso disfrazado de su héroe, que no le importaba absolutamente nada, el era BATMAN, El Caballero Oscuro.
El era un muchacho muy feliz.

De vuelta a casa y sin quitarme la sonrisa de la boca pensando lo que habia presenciado, me acorde del episodio que me habia ocurrido en mi infancia.

Creo que tendría entre seis o ocho años, yo le había pedido por carta a los Reyes Magos con mucha ilusión un traje de Romano, no se el motivo pero siempre me ha fascinado como vestían los Legiones Romanas, imagino que seria influenciado por las viejas películas que veíamos en el cine, el caso es que me encantaban, verlos con sus capas rojas, sus pecheras, sus espalderas, sus faldas de flecos, sus espinilleras, sus escudos, su espadas, y sobre todo sus cascos, los cascos eran mi pasión, los había de distintos formas, unos con orejeras, otros sin ellas, pero todos con crestas de distintos colores, eran una maravilla para mis ojos.

En fin que llegaron los Reyes Magos, creo que me levante he hice levantar a los demás a eso de las seis de esa fría mañana del 6 de Enero, la caja que contenía ese fabuloso traje estaba delante de mi, con mi padre, mi madre y mi hermana delante, me dispuse a abrirla, cuando mire dentro las orbitas de mis ojos se salian de su sitio, estaba todo lo que esperaba, era de plástico duro (gris y dorado), el casco con orejeras y la cresta roja, fue lo que mas me impacto, estaba todo, el uniforme completo.

Tarde en quitarme el pijama y ponérme el traje, un suspiro, me fui corriendo al armario de mis padres, y me vi en el espejo, yo era un autentico Legionario Romano, no había otro como yo, desde ese momento no había enemigo que se me pusiera delante "Alea Jacta Est" .

Después de maltratar a mi hermana pequeña, y a su muñeca nueva durante un buen rato, me dispuse a bajar a la calle, para que lo vieran a mis amigos, para que se murieran de envidia.

"Me bajo a la calle", dije a mi madre.

"A donde?", contesto ella.

"Mamá a enseñarles mi traje de romano a mis amigos"

"Anda hijo, a donde vas que son las siete de la mañana".

"Mamá, jo".

"Hasta las nueve no se sale, asi que juega aqui", contesto ella.

Después de seguir castigando a espadazos a mi pobre hermana, a su nueva muñeca, debieron de llegar las nueve de la mañana, debía de estar de un pesado que mi madre dijo por fin

"Venga hijo, a vestirse"

"Si ya estoy vestido mamá"

"Como que estas vestido, anda, tu te crees que a 3º bajo cero vas a salir así a la calle?"

"Pues si", conteste yo

"Anda ven aquí, que te voy a vestir yo, y ya veras que nadie se va a dar cuenta, ellos solo te van a ver vestido de Romano"

A regañadientes me deje, la pobre mía me puso toda la ropa de invierno, incluido el abrigo, encima de ello todo el traje de legionario, os podéis imaginar el cuadro, la pechera, las espalderas y la falda de flecos encima del abrigo, las espinilleras encima de los pantalones, pero lo peor de todo no fue eso, lo peor de todo, era tener que llevar puesto el casco de legionario, con sus orejeras y su cresta roja, encima del verdugo gris perla, verdugo que me había echado alguna tía mía esos mismos Reyes, y por si no fuera poco y para taparme la boca, la bufanda que me habia hecho mi querida abuela.

Ahora entendereis el porque no he olvidado nunca este episodio de mi vida.

Pero aún asi amigos, salí a la calle, a dar golpes con mi espada y mi escudo, no me importaba nada, en esos momentos yo era un verdadero Legionario Romano.
Alea Jacta Est (La suerte esta echada)
Yo era un muchacho muy feliz
P.D. A mi padre al que tanto extraño

Fernando Cordero Serna

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como nos ha gustado a Fernando y a mi leer tus recuerdos, que forman parte de los nuestros. El del traje de romano es fenomenal y me ha emocianado en algún momento.

Sigue así. Te queremos. Fernando y María